Una catarata consiste en la opacificación, lenta o súbita, del “cristalino” del ojo. El cristalino es la lente natural que todos tenemos dentro del ojo, la cual nos permite enfocar de manera correcta las imágenes en el plano de la retina. Esta lente está situada dentro del ojo, justo por detrás del iris (el anillo de color que observas en el espejo) y la pupila (la bolita de color negro que observas en el centro de tu ojo).

En un ojo sano, la luz entra por la pupila (esa bolita negra es en realidad un orificio), inmediatamente la luz pasa a través del cristalino transparente, el cual ayuda a concentrar la luz (y las imágenes) en la retina. La retina es el tejido fotosensible que tienes dentro de tu ojo, el cual va a convertir la luz y las imágenes en impulsos nerviosos para que tu cerebro pueda entenderlas. El cristalino también ayuda a enfocar correctamente imágenes que se encuentran a diferente distancia (actúa como el auto-foco de celular). Por lo tanto cualquier opacidad o defecto que tenga el cristalino (cataratas) va a genera una disminución tanto en la cantidad como en la calidad de las imágenes que perciben tu ojo. En la mayoría de los casos, constituye un proceso natural de envejecimiento del ojo. Es decir, es algo que sale con la edad, pero que no afecta a todos por igual. Imagínate que es como tener canas o tener arrugas en la piel. Todos vamos a tener algunas eventualmente, pero no a todos nos van a salir de la misma forma, en la misma cantidad, y no a todos nos van a molestar. Para cuando cumplan 80 años, más dela mitad de los adultos tendrán o habrán tenido cataratas.